Historia del nombre
Todo inicia, mucho antes del año de 1555, cuando accidentalmente un galeón español perdió su timón y navegó sin rumbo hasta encallarse en la desembocadura del río Chacayacu, una vez que vieron imposible recuperar el galeón, sus tripulantes tomaron los escasos víveres que aún quedaban y ayudados por unos balseros tumbesinos, caminaron tierra adentro por las orillas del río hasta llegar al pueblo “Chacayacu” (hoy ciudad de Naranjal), quienes a cambio de bisuterías personales como espejos, cristales, porcelanas; y, unas cuantas naranjas disecadas, que guardaban en sus bodegas, para evitar enfermar con el mortal síndrome del escorbuto por falta de vitamina C, los condujeron por el antiguo camino del Inca hasta la ciudad de Cuenca.
Para aquel entonces estas tierras naranjaleñas ya habían sido fundadas por los españoles con el nombre de “San Jacinto de Chacayacu”. Náufragos ibéricos que años más tarde regresaron, descubrieron que los nativos habían sembrado los primeros árboles de naranja, sorprendidos ante la exuberante producción y fertilidad de estas tierras decidieron colonizar este primitivo lugar; entre los españoles colonizadores, podemos rescatar a Don Robledo Alvarado de Aro, quien en 1557 fue nombrado por la Real Audiencia de Quito, como alcalde mayor de Naranjal. Es por ello que desde el Virreinato de Lima, ya se le conocía a este sector colindante entre la cabecera cantonal y toda la parroquia Santa Rosa de Flandes, hasta el Golfo de Guayaquil, como El Naranjal. Sin embargo, los colonos españoles de esa época conocían al pueblo de El Naranjal, como la alcaldía del Naranjal y posteriormente lo nombraron San José de Naranjal, en honor al galeón de cuyo naufragio salieron las naranjas que dieron origen al nombre de nuestro cantón.
«Como testimonio de estos sucesos históricos, que terminaron dando el nombre a Naranjal; hace varios años un ciudadano de la isla Mondragón, donde se dio el naufragio del galeón San José, denunció el descubrimiento de los restos del mismo; de donde se rescataron dos ánforas de cerámica española, un coso de contrapeso o lastre del Galeón y una espada de la época de la conquista, los mismos que reposan en el museo municipal del cantón Naranjal”.